El Shabat: שבת

Shabat es el día de la semana en la que los judíos deben abstenerse a cualquier tipo de trabajo. El Shabat empieza con la puesta del sol del viernes, y acaba con la puesta de sol del sábado, aproximadamente. Como dice el cuarto de los diez mandamientos de Moisés: “Acuérdate del día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y en ellos harás todas tus faenas. Pero el séptimo día es día de descanso en honor de Yahvé. No harás en él trabajo alguno ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que habita contigo. Porque en seis días hizo Yahvé los cielos y la tierra, el mar y cuanto hay en ellos y el séptimo descansó. Por ello bendijo Yahvé el día del sábado y lo santificó”. (Éxodo XX 8-11)

Pues bien, casi habíamos entrado en Shabat cuando nos encontramos con Gerónimo. Para los que no lo sepáis, Gerónimo es un chico mejicano que estudió el master de Economía en la UPF en Barcelona, y que ahora está haciendo el doctorado en Tel Aviv. Nos encontramos en el reloj de Jaffa y paseamos por la playa de Tel Aviv hasta encontrar un buen bar donde sentarnos, disfrutando de una buena charla sobre mil y una cosas, aunque básicamente de política y de Israel. Después tomar algo, fuimos a dejar mis cosas en su casa y nos dirigimos hacia casa de Rafi, un amigo suyo que nos había invitado a la cena de Shabat, llamada Kiddush.

Cuando llegamos, las dos velas que se suelen prender en este día sagrado -una para recordar y otra para cuidar el día del Shabat- ya estaban encima del mármol. Nos esperaban el amigo de Jerónimo, Rafi, sus padres y su novia. Más tarde llegarían su hermana y su marido. Fue entonces cuando llegó uno de los momentos más especiales de mi estancia. Para mi fue muy emotivo poder presenciar una celebración tan tradicional como esta. Después de repartir kipás a todos los hombres de la casa, incluido yo, el padre empezó a leer partes de la Biblia y canciones que hacen referencia a la creación del mundo, a la salida de Egipto y a la santidad del sábado entre todos los días. Estas canciones y oraciones se vieron interrumpidas por la bendición del vino “kidush” y la del pan “jaliot”. Después de esto empezó una cena en la que había abundante comida de excelente exquisitez.

Después de los postres, pude disfrutar de una conversación más. Después de subir a tomar el aire en la terraza con Gerónimo, Rafi y su novia, volví al comedor y empecé a hablar con el padre de Rafi sobre Israel. Él llegó a Israel en el 1948 cuando tenía pocos meses, y participó en las guerras de los Séis dias, la del Yonki Pur, y algunas más. Fue sumamente interesante poder ver la historia de un conflicto a través de sus ojos y sus experiencias (en la foto está él, Rafi, su novia y Gerónimo). Después de todo esto Gerónimo y yo nos fuimos a tomar algo por el centro de Tel Aviv, me quedé a dormir en su casa y el día siguiente, después de hacer un poquito el perro en una típica mañana de fin de semana, viendo fotos del país de sus amigos y de su preciosa hermana y hablando de qué visitar cuando mis padres y mis hermanos estén por aquí, emprendí mi viaje de vuelta a Jerusalén. Estas fueron las últimas horas del mejor fin de semana hasta la fecha de mi estancia en Israel.