
Es el año 168 a.C. en Jerusalén. Antíoco IV Epífanes, rey de Siria, dedica el Templo de Jerusalén a Zeus con afán de helenizar el país. Los macabeos, un grupo de judíos, se rebelaron contra los soldados griegos y, a pesar que eran muchos menos, consiguieron vencer al ejército. Después de reconquistar la ciudad, Judas Macabeo, líder del grupo rebelde, hizo purificar el Templo e instalar un nuevo altar en lugar del destruido. En el momento de prender luz a la menorá que presidía el altar, vieron que sólo había un solo cantarillo con aceite de oliva ritualmente puro para un solo día. Ocho días eran los que se necesitaban para obtener más aceite para prender y milagrosamente, durante ocho días ardió el cantarillo.
Esta es la razón de la existencia de Jánuca, una fiesta religiosa judía que se celebra durante ocho días. El símbolo de la fiesta es el encendido de las velas del candelabro de ocho brazos, el hanukiot (foto). La primera noche de Jánuca, se enciende el brazo mayor y con esta se prende una de las ocho velas, la segunda noche se vuelve a prender el brazo mayor con una nueva vela y, con esta, se prenden dos velas, ya sí hasta el último día en el que se prenden todas las velas del candelabro. Durante estos días se ven hanukiots en todas partes: tiendas, casas, en la residencia, en las calles –estos son eléctricos-, … El prendido de las velas se ve magnificado con la alegría de algunos de los muchos cantos que hay sobre el Jánuca.
Este fin de semana tuve la suerte de poder disfrutar de las dos primeras noches de Jánuca debido a la invitación de mi vecino de los dormitorios אלעד -a quién le debo muchos de los conocimientos que tengo de la cultura judía y la política israelí- y su familia. Lo bueno del caso es que no sólo pude disfrutar de las fiestas, sino que lo pude hacer ¡¡¡en español!!! La razón es que su padre, Ricardo, es uruguayo, y que él, su mujer,מיכל , y sus hijos, עידו y אלעד, vivieron durante dos años en las Canarias. יעל, la princesita de la casa, es la única que no lo habla. Es muy común en estas fechas reunirse en casa de alguien y cenar juntos, y así fue cuando estuve. Así pues, la primera noche vino familia a su casa y la segunda fuimos a casa de unos amigos suyos.
Estar ahí fue la mejor manera de acercarme a los costumbres de esta celebración. Comí delicias tradicionales como unas tortas de patata llamadas levivot, y de una especie de donuts llamados sufganiot, presencié un buen recital de canciones que se cantan durante el encendido de las velas, jugué al sevivot –una perinola típica de Jánuca- con los más jóvenes de la fiesta… Además de todo esto, disfruté jugando y aprendiendo hebreo con las pequeñas יעל y con נועה a pesar de que no hablábamos ningún idioma en común, salimos el viernes por la noche con עידו y tomamos algo en un pub irlandés con unos amigos suyos, sufrí viendo la derrota del Barça con אלעד, disfruté hablando con la familia casi todos los ratitos que pasé en casa de cosas de aquí y de allá. Y así acaba el relato de otro excelente fin de semana en estas tierras!